lunes, 2 de septiembre de 2013



Esferas-7

Créeme, feliz era el tiempo anterior a los arquitectos
(L. Anneo Séneca. Epístolas morales 90)

Las esferas son místicas, imaginarias, históricas, en revolución, jóvenes en la flor de la vida o añejas medio podridas, semiesferas, fibradas, hechas de olores (aromas, hedores), de palabras, de caminos, ríos y montañas, de piedra, acero y cristal, de deseos (satisfechos o no) de manías, enfermedades, fobias y neurosis, de amor o de odio. La geometría esférica siempre está presente, su esencia es bipolar, bi-paramétrica. La idea-forma esfera tiene un centro y una periferia (o un centro y un radio). El centro puede ser monopolizado, invadido, usurpado de forma transitoria o perennemente, puede descomponerse en multitud de centros cada uno con una esfera casi concéntrica a las demás. A veces los centros están en equilibrio, en órbitas estables, otras se canibalizan y algún centro puede fagocitar a otros o a todos. Las periferias y los centros se determinan históricamente por las posiciones de cada cual. Se dice: estoy en el centro, estoy centrado, tú estás conmigo en la periferia, hoy estarás conmigo en el centro (paraíso). La posición es denotada por una ideología de clase. En toda esfera y en todo momento el centro está en pugna (en tensión) con la periferia y viceversa. El equilibrio del sistema es inestable. Para conformar una esfera es necesario consumir energía en procesos insostenibles, por eso se transforma incesantemente y a veces se desintegra colapsando sobre sí misma, o salta por los aires en explosiones demoledoras, o simplemente desaparece consumida por la muerte y la descomposición. El tiempo es enemigo (y fabricante) de esferas.
La arquitectura construye esferas tangibles, visibles, táctiles, materiales. La literatura (sobre todo la retórica) fabrica esferas consistentes que se entrelazan con las materiales. La retórica y la arquitectura se relacionan como el huevo y la gallina, el juego consiste en adivinar quién es el primero.
Asociada a la literatura aparece la música (poesía). Para oír bien la música se necesitan buenas condiciones acústicas y la esfera material es un mal objeto acústico. Esta complicación aparece desde los albores de los tiempos. Quizás la acústica re-forma la esfera en un cubo, y también los imperativos funcionales y comerciales, y aparecen, tardías, las cajas para resguardar el tesoro de la polis.


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