jueves, 14 de abril de 2011

Las Meninas - 01


El secreto desvelado

El único secreto que guarda el cuadro, el hecho al que no queremos enfrentarnos, la miseria que no queremos ver, la realidad que nos avergüenza y por lo tanto nos empeñamos en ocultar, lo que hace que se nos aparezca como un enigma o como una paradoja, es que representa, ni más ni menos, la tragedia histórica de la servidumbre y la sumisión…Velázquez pintó Las Meninas como un grito, un lamento, un quejido que sin poderse evitar ensordece para siempre con su vibración inoportuna….la inteligencia, el genio superior, el talento, el conocimiento, plegado, obligado al silencio por el poder omnímodo del amo que todo lo puede, que todo lo decide, que de todo tiene que decir, aunque por su necedad no sean más que continuos disparates….Velázquez tuvo que pintar el cuadro porque ya no podía contener más su angustia, el sufrimiento del que sabe y no le dejan hablar, el eterno bardo amordazado….la inteligencia humana humillada y aplastada por la cretinez bestial del dominio.

Al cuadro no se le debería llamar como se le llama sino Autorretrato del Artista….el motivo central del cuadro no es la princesa encantadora, ese es el pretexto….no podría haber pintado si el tema no hubiera sido algo así, lo tenía prohibido…pintor de cámara, rico, privilegiado sí pero servidor y humillado, sin libertad para elegir.

Lo que quería pintar, lo que necesitaba expresar el pintor era su propia frustración, así como otro gran humillado, Rembrant, al final de su vida se pinta a sí mismo, una y otra vez, como único tema, pobre, miserable, viejo, pero al fin liberado….Velázquez, el más grande pintor del mundo y el que menos ha pintado (Ortega y Gasset) pinta dos cuadros antes de la muerte: un autorretrato, Las Meninas y un memorándum o testamento o últimas lamentaciones en forma de metáfora, Las Hilanderas…el genio no pudo hacer más, la vida terminó por aniquilarlo…esa es la herencia que nos deja el artista: mira lo que he sufrido, piensa lo que he tenido que soportar, libérate, ser inteligente, del amo idiota, se libre….aunque el castigo sea arrastrarse eternamente convertido en asquerosa araña.

¿Dónde está el cuadro? exclama Théophile Gautier…pero él era un poeta romántico, o sea un retórico…el cuadro está ahí, míralo y entonces es fácil de entender…un genio como Velázquez no tiene por qué esconder nada…las alegorías barrocas no van con el sevillano que es claro, simple, limpio, fácil, humano, como demostró toda su vida. Ya tuvo que admitirlo, a regañadientes supongo, su propio suegro: nadie pinta… como Diego y tuvo, probablemente, que suponerle un dolor, aunque dice mucho de la afición y verdadera vocación de Pacheco el que admitiera una cosa así.

No hay ningún enigma en Las Meninas, lo siento, es sólo un autorretrato. El mejor cuadro del mundo no podía tener otro tema ¿quién a la postre ha sido considerado por la historia como el personaje más importante de los representados en el lienzo sino el propio Velázquez? y por tanto ¿qué podía pintar en su vejez, relativamente liberado por el dinero acumulado en treinta años de servidumbre, sino a sí mismo? ….recordar que a esas alturas el rey Felipe no quería que su pintor le pintase más. Como le escribió a sor Luisa Magdalena en 1653, ya no quería posar más para Velázquez, porque lo pintaba muy viejo y….por la flema de Velazquez…comprensible sufrimiento del modelo posando para tal artista.

Si el pintor del rey no puede pintar al rey, dispone de su tiempo…se atreve a elegir sus temas…cincuentón, casi anciano para aquella época, conocedor, seguramente la persona más letrada de todo el alcázar de Madrid, rico, liberado de las preocupaciones cotidianas,

Velázquez puede y tiene que pintar lo más importante para él: la Pintura y a Sí mismo….y construye un gran autorretrato, el mejor cuadro del mejor de los pintores, dolorosa evidencia que todos los días tenemos delante….aunque rejuvenecido, Velázquez se pinta en su más cruda realidad, pintor realista al fin…él mismo en obligada sumisión, la inteligencia relegada por la soberbia, el conocimiento vencido por la fuerza bruta.

El mejor de todos los cuadros que han sido pintados no podía tener otro tema: el dominio sobre el ser inteligente, la tragedia del hombre histórico….el principio de servidumbre, la plaga, el virus, el pecado original, el principio maligno que acabará con la humanidad si el propio hombre no lo remedia, el único tema verdaderamente importante para ser pintado.

Velázquez sabía tres cosas: que era el mejor pintor, que vivía humillado por los necios y que era viejo, o sea que iba a morir pronto. El arte plástico, a diferencia del literario, necesita el tiempo y la experiencia para alcanzar su máxima madurez…el viejo Diego, todavía conservando sus facultades, ha llegado al dominio completo de su arte y por fin puede elegir, aunque sea indirectamente, simuladamente, sus propios temas….ya queda poco tiempo, Diego necesita mucho para pintar esos inmensos lienzos y no le gusta pintar con prisas…si dispongo de afición, inclinación, tiempo y oportunidad para pintar ¿qué pinto? se pregunta el neófito…el maestro lo sabe, lo ha sabido siempre: a sí mismo…y también conoce el precio que hay que pagar…porque pintarse a sí mismo es un acto de rebelión. Las Meninas evidencian ese acto rebelde y anti-autoritario del servidor obligado, del esclavo que sabe más que su amo, del ser inteligente aplastado por la bota del bruto irracional.

Velázquez en tres o cuatro años de vida que le quedan (no lo sabe pero se lo imagina) pinta un autorretrato: Las Meninas y una advertencia: Las Hilanderas….a lo mejor no es tan malo vivir como una araña, digo yo…

Cuánto más se mira el cuadro más sobrecoge la audacia de Velázquez… ¿cómo se atrevió a tanto?....un cuadro supuestamente pintado sólo para la mirada del rey… ¿un encargo o un regalo? para un padre, el retrato de su niña bonita…un hermoso retrato de una niña encantadora para ser instalado en el despacho privado del rey, frente a su mesa, para que papá tuviera siempre delante a su amada nena…y ahí, también delante, todos los días a todas horas, Velázquez, el pintor…¿pero qué hace ahí ese tío? …¿tanta amistad tenía con el monarca?.... ¿tanto le amaba el rey?.... ¿tanto como a su niña querida?... ¿qué pensaría el rey del cuadro?... ¿o era tan imbécil que ni se daba cuenta?....el atrevimiento del pintor es infinito….la broma pasa de castaño oscuro…o el rey estaba senil o cualquier otro habría colgado por los pies a un servidor tan insolente.

No me vengáis con que lo que quería demostrar el pintor era la nobleza y liberalidad del arte de la pintura. Desde luego que ese supremo cuadro evidencia esa obviedad… ¿a quién quería demostrar tal cosa el artista?... ¿al rey, que ya sabía Velázquez que lo sabía?....es el propio rey el que recomienda, y no una sola vez y por escrito documentado, a los señores consejeros de la Orden de Santiago, la inclusión de Velázquez en el grado de caballero….¿a esos señores santiaguistas que no verían el cuadro sino de visita y que eran despreciados por el pintor, seguro de que no entenderían nada y que sólo verían en el cuadro, como mucho, un bonito retrato de la niña del patrón?...si el pintor estaba seguro de que el cuadro era sólo para el rey, si ya no tenía que demostrarle al monarca ni su nobleza ni sus méritos, su aparición detrás de la princesa se convierte en una broma grotesca, una impertinencia, una imperdonable insolencia….qué atrevimiento, eso si que es plantarle cara al poder….Velázquez aparece como el mayor provocador, el rebelde más atrevido….otro rebelde, más adelante, aprovechándose de la imbecilidad de una familia corrompida, se pintará por allí detrás….pero sin quitarle méritos a Goya, el gesto estaba hecho, alguien se le había adelantado….y de qué forma.

Estamos acostumbrados, porque la historia nos ha dado muchas pruebas, a considerar como tontos a los reyes. Felipe podría haber sido un tonto buenazo, que no se enteraba de nada y dejándose engatusar recomendaba para la caballería a un servidor untuoso y pelotillero, que a la vez y a las claras se burlaba de su cretinez…o más probablemente era demasiado inteligente y comprendiera la superioridad de Velázquez y transigiera con esa evidencia y sinceramente buscara que fuera recompensada con justicia…es posible que amara de verdad al pintor y la admiración por su arte le llevara a soportar con gusto su imagen, incluso a querer tenerla siempre delante de sus ojos, junto a lo que más quería en este mundo, su hija adorada….lo que pasaría probablemente es que por el portentoso alarde de facultades que representa el cuadro de Las Meninas, aunque es una tremenda provocación, entonces como ahora y siempre, el poder no era suficientemente fuerte para resistir todos los ataques y la inteligencia, al fin vencedora, queda para la historia, para siempre, mientras que exista el cuadro, gritándole al poder que no lo puede todo, que al fin será vencido, que no le van a servir eternamente las maldiciones de la telaraña…

Yo, el pintor, el ser inteligente, el hombre, venceré….y al final seré, por fin, libre

sábado, 9 de abril de 2011

La Arquitectura y el Ordenador – 01



Para una historia de 50 años de la escuela de arquitectura

Hace 25 años se celebró, en el marco de la Construmat de Barcelona, el primer congreso en España de lo que allí dio en llamarse DAO (Diseño Asistido por Ordenador) lo que se llamaba y terminó llamándose, para eso los inventores del cotarro habían sido anglo-parlantes, CAD (Computer Aided Design).

Mientras que los estudiosos y profesionales de USA y Europa nos enseñaban los balbuceos del arte de programar el diseño y se soñaba con sistemas expertos, inteligencia artificial y diseño automático, la parte más señera de la profesión, los mejor asentados en el mundo profesional y académico, torcían el gesto despectivamente y alababan las dulzuras y competencias del dibujo manual de toda la vida.

En presencia de los extranjeros, nuestros arquitectos, sin guardarse sus sarcasmos, mantenían más o menos los modales, pero cuando uno volvía a casa, el desprecio, el odio y la feroz persecución de las novedades, era general….salvo muy contadas excepciones, departamentos enteros, unánimes, cerraban filas contra el uso del ordenador en la docencia.

En Geometría Descriptiva: método tradicional de Monge, paralé, escuadra y cartabón. En Análisis: la torpe reconstrucción perspectívica y las patéticas acuarelas. En Construcción: ¡el dibujo es muy importante¡ lámina tras lámina, a mano, con la misma planta de la horrenda casita para prácticas de ¿construcción? más bien de delineación al viejo estilo, digo yo. En Proyectos: el ordenador sencillamente prohibido y no sólo fuera de la ley, anatematizado, despreciado profundamente el rendering, perseguido como delincuente juvenil el photoshop…

Mientras fuera, en el mundo profesional, las grandes firmas se hacían con sistemas informáticos, por aquella época sólo al alcance de los poderosos, desarrollados para la industria de la guerra. Las revistas empezaban a reventar de imágenes, formas insólitas, edificios maravillosos…sólo para ricos, los pobres en las escuelas de arquitectura, condenados al lápiz, sólo podían soñar con el estrellato como el jugador desesperado se aferra en su ruina a la esperanza del golpe de suerte.

En los despachos profesionales y los estudios locales, los arquitectos, mientras se burlaban de las máquinas, explotaban sin piedad a sus delineantes que por su cuenta luchaban con los primeros PC para intentar dibujar planos con ellos….el galeote, con el grillete en los pies, sentado hora tras hora delante de la pantalla, con la versión 6 de autocad, batallando heroicamente contra IBM, y el jefe, el arquitecto, de pie detrás de él, diciéndole: cambia esto, quita aquello, repite, borra…. sin tener ni idea del esfuerzo y el mérito de ese hombre, que para familiarizarse, sin ayuda de nadie, con aquel bicho, el ordenador, quitábale horas al sueño y a su familia, horas que le salían gratis al jefe, naturalmente.

Entretanto que en el exterior, proyectos deslumbrantes que evidenciaban el uso del ordenador marcaban las tendencias y en la industria local, poco a poco, se iba notando el interés y la competencia de los sistemas informáticos y se iban suavizando las opiniones contrarias con el bálsamo de los beneficios, la escuela, recalcitrante, reaccionaria, insolvente, intolerante, zafia e ignorante, se cerraba, encastillada, contra el ordenador….desventuras del alumno que tiene que habérselas con una docencia anquilosada, mientras a hurtadillas, por su cuenta, aprende los entresijos de la nuevas tecnologías…

Esta ha sido la historia de 25 años de docencia de la arquitectura, salvo ya digo, excepciones maravillosas, porque en todas partes, si uno mira bien, se encuentra un ángel.

La negativa al uso del ordenador no sólo era una reacción romántica, una nostalgia poetizante, un gusto por lo refinado o lo decadente, actitud que en su decrepitud me perece hasta respetable, era una negativa a transformar la docencia, una evidente pereza por el esfuerzo que se necesita para estudiar cosas nuevas, experimentar y preocuparse. Lo de siempre es lo fácil, lo sabido, lo cómodo. En realidad era una reacción basada en el miedo a descubrir la propia ignorancia, a perder, en definitiva, las posiciones de privilegio conseguidas con tantos desvelos….estúpida e ignorante academia, siempre llena de temor, que se revuelca en sus propios excrementos burocráticos y luego presumida, estirada, se la da de ilustrísima…

No obstante, si sólo fuera eso, la academia como personaje, con todas sus miserias, no dejaría de transpirar un aroma familiar y humano… ¿por qué los académicos iban a estar libres de las pasiones y temores de las demás personas?....polvo somos ¿no?....pero hay algo más y esto ya llega, francamente, al grado de lo criminal.

La docencia tradicional se basa en el convencimiento de su capacidad para conseguir sus propios objetivos y en el pensamiento de la obra arquitectónica como objeto, necesario para la transmisión de mensajes de dominio en otras épocas y como sustantivo del negocio en los tiempos modernos. Fe en la sacrosanta habitabilidad, historia y análisis como inventarios de objetos congelados, representación, diseño y cálculo de objetos determinados, fijos y duraderos para poder ser considerados como mercancías.

El valor artístico de la obra arquitectónica, como en el cine, se mide por la taquilla.

El arquitecto encamina todo su trabajo a la realización de objetos que puedan comercializarse, incluso los edificios públicos se utilizan como banderas por las diferentes hordas de oportunistas…la escuela lo sabe y se apresta a preparar alevines de tiburones…todo muy objetual, pesable, medible, normalizable, valorable….

Esta ha sido nuestra historia y esta ha sido y sigue siendo, erre que erre, nuestra docencia.

Cincuenta años de arte conceptual no han calado en el pensamiento arquitectónico, aquí todavía, patéticamente, seguimos preocupados por los objetos en un decadente y caduco arte idolátrico.

Ahora se empieza a comprender esa actitud beligerante contra el ordenador que ha sostenido (¡y aún sostiene¡) cierta clase profesional y académica…no sólo era una reacción a las novedades que pudieran poner en peligro los privilegios adquiridos, actitud por otra parte humana y comprensible, o la, no por frecuente menos odiosa, aversión a ponerse a estudiar algo nuevo, era un rechazo que venía de más hondo, era una negativa a cambiar el sentido profundo de qué es la arquitectura o qué es ser arquitecto.

Como ya pasó en la pintura, el tránsito de lo objetual a lo conceptual se efectuó inspirado en una posición de enfrentamiento de los artistas contra el negocio del arte…si no hay objetos no hay ventas…los pintores dejaron de preocuparse de lo material y de lo objetual para interesarse en los procesos, en los flujos y en las transformaciones de los acontecimientos. Los arquitectos no han estado dispuestos a enfrentarse al negocio, a salirse del sistema….

El uso del ordenador lleva enseguida a la necesidad de programar. Pensar la arquitectura desde la programación abre las puertas a lo paramétrico, a lo cambiante, a lo conceptual, se aleja de la preocupación exclusiva por la producción de un objeto centrándose más en el proceso metamórfico de comportamiento de ese objeto…el punto de vista virtual, subrayando el futuro, introduce en el problema arquitectónico las consecuencias de las decisiones de proyecto y prepara las mentes para la comprensión de los acontecimientos, el devenir del tiempo, los símbolos y los significados sociales…y esa es la mentalidad que se necesita para abrir los ojos del arquitecto y hacerle comprender, de verdad, qué es lo que está haciendo y para qué.

Los arquitectos y sus escuelas cerraron filas en defensa del objeto contra el concepto… ¿para qué querían programar? no sólo es inútil sino que además es malicioso…

La escuela, complaciente, ha preparado arquitectos duchos en la producción de objetos y admirablemente capacitados para ser servidores y lacayos de los especuladores y políticos corruptos…el objeto, con su sonrisa beatífica y su aire de inocencia, oculta propósitos criminales.

Empieza a quedar claro por qué la profesión de los arquitectos se portó como una pandilla de estúpidos frente a la informática…aunque hemos perdido las oportunidades para disponer de sistemas eficientes, a pesar de que tenemos que usar, torpemente, los excedentes informáticos de otras profesiones, no importa….el negocio ha sido demasiado bueno

sábado, 12 de marzo de 2011

Tradición versus Innovación-8



Ejemplos para una historia de las dictaduras estilísticas en la arquitectura

Siglo XVII

Londres. Catedral de San Pablo.

TRADICIÓN: goticismos, medievalismos, fundamentalismos.

VANGUARDIA: Clasicismo, NULLIUS IN VERBA

Se llega a una solución sincrética

Paris. Louvre.

TRADICIÓN: Barroco. Papismo. Feudalismo

VANGUARDIA: El Rey, la burguesía capitalista, la burocracia, el Clasicismo

Vence el capitalismo moderno. Al maestro tradicionalista se le obliga a alisar las soluciones formales.

Siglo XVIII

España.

TRADICIÓN: La Iglesia, el Churriguerismo, los gremios.

VANGUARDIA: Ilustración, Clasicismo, Neo-clasicismo, las manufacturas.

Vence el capitalismo. El viejo estilo muere entre insultos.

Siglos XVIII-XIX

TRADICIÓN: La Academia, el Neo-clasicismo.

El sistema de los órdenes se impone como estilo único. Se ejerce una censura dictatorial. A toda obra de arte se lo exige el visto bueno previo de la Academia.

VANGUARDIA: artistas independientes. Frente al Neo-clasicismo se opone el prohibido Neo-gótico. Frente al estilo único se alzan múltiples estilos, exotismos, historicismos y costumbrismos. Al Racionalismo se le enfrenta el Romanticismo.

Victorias pírricas de la oficialidad. La vida sigue.

Principios del siglo XX

Sevilla.

TRADICIÓN: Regionalismo. Dictadura del Neo-mudéjar.

VANGUARDIA: Modernismo. Invenciones neo-renacentistas y modernistas de Aníbal González

Desde la oficialidad se defiende un supuesto estilo autóctono contra las novedades que vienen de fuera.

¿Quién terminó ganando?

Años 20-30

Primera modernidad

TRADICIÓN: Historicismos, esteticismos, Revival.

VANGUARDIA: Arquitectura racionalista.

Críticas del G.A.T.E.P.A.C. a los edificios modernistas

Críticas y aversión de Le Corbusier a la arquitectura renacentista

Vence la vanguardia, en apariencia, definitivamente.

Años 60

Segunda Modernidad

TRADICIÓN: arquitectura racionalista. Estilo internacional. Modernidad. Menos es Más.

VANGUARDIA: Post-modernismo. Arquitectura Pop. Revivals e historicismos.

Vence la anti-modernidad en el mundo de los negocios. Persiste la Modernidad en la teoría y en el urbanismo.

Años 80

TRADICIÓN: Post-modernismo descafeinado. Pérdida de la Ironía. Arquitectura servil para soluciones de lujo. Persistencias y resurrecciones para clientelas ricas, nostálgicas e ignorantes.

VANGUARDIA: De-constructivismo, nuevos materiales, nuevas formas, parametrización.

A partir de estos momentos se verá una secuencia continuada de alternancia entre minimales y maximales. A esta guerra de trincheras se le llamará Pluralismo.

Años dos mil

TRADICIÓN: Formalismos, negocio inmobiliario, construir para ganar dinero, estrellatos, vanidad, representación, el arquitecto se convierte en estrella del rock.

VANGUARDIA: Ecologismo, valores sostenibles, contactos nuevos con el viejo gusto popular, materiales tradicionales, nuevo valor a lo tradicional.

La lucha continúa.

Actualidad

Sevilla. Un ejemplo de la vieja diatriba: La Torre Pelli

TRADICIÓN: Se manifiesta contra la erección de la Torre Pelli. Argumenta en su contra la protección de valores patrimoniales y paisajísticos. En un nivel superficial demuestra una auténtica preocupación por el patrimonio. En un nivel más profundo se descubre la reacción a todo cambio y la intención de congelar una imagen de la ciudad inspirada en el pasado.

VANGUARDIA:Defiende (retóricamente) el progreso, la modernidad y la innovación. En un nivel superficial se muestra como defensora de lo nuevo como posibilidad de solución de los problemas de la ciudad. En un nivel más profundo lo que de verdad se busca es un alarde de representación para ganar desesperadamente la popularidad perdida y así permanecer en el poder y la consecución de supuestos beneficios millonarios con la especulación de los metros construidos. Vanidad y Negocio.

Ambos olvidan la auténtica critica: que la erección de un negocio inmobiliario de esa magnitud elevará por su influencia el precio del suelo en toda la ciudad con lo que la mayoría terminará, a cuenta del beneficio de unos cuantos, más empobrecida que antes.

En este caso los defensores de los intereses de los pobres coinciden, en su oposición a la Torre, con la tradición.

Parece que hoy el pensamiento revolucionario es más amigo de la memoria que de las novedades.

Tradición versus Innovación-7


Tradición contra Vanguardia

Cuando se hace historiografía de las acciones de los grupos humanos a lo largo del tiempo, siempre se descubre la misma configuración, el mismo factor de forma: un grupo dominante que ostenta el poder de imponer sus criterios y lo lleva a cabo de forma intolerante y dictatorial y un grupo dominado en proceso emergente que pugna por imponer, a su vez, sus propias ideas confrontadoras. El primer grupo se asimila con tradición y la punta más beligerante del segundo grupo se asocia con vanguardia.

En el mundo objetual y mediático de la arquitectura, la confrontación entre grupos se expresa como lucha estilística, o de una forma más general, como pugna entre concepciones estéticas, sabiendo que estética aquí es manifestación de la ideología.

En el seno de los ambientes académicos, periodísticos, políticos o de la opinión pública, en todo momento de nuestra historia moderna, encontramos una estructura bipolar contradictoria: el poder hegemónico dominante ostentado por una dictadura que tiende a congelar las novedades estableciendo un estilo único, oficial, correcto y obligatorio, excluyendo todo lo que suponga cambio o innovación, generalmente suplantando el papel de tradición, intentando con mayor o menor éxito, cerrar los límites disciplinares y legitimar sus opciones con argumentos idealistas, esencialistas, naturalistas o historicistas y otro grupo, excluido del poder, que pugna por establecer sus propios criterios a base de proponer cambios, novedades e innovaciones, reprimido y beligerante tiende por todos los medios a abrir los límites de la disciplina, defendiendo argumentos materialistas y anti-históricos y adopta con orgullo la bandería vanguardista.

Por la propia naturaleza, el primer grupo está constituido, en general, por los viejos y el segundo por los jóvenes.

Tradición contra Vanguardia, grupo dominante contra grupo dominado, viejos contra jóvenes.

Las contradicciones entre pares se multiplican, se entrecruzan y se confunden, la guerra continúa por instinto, sin tener claro ya por qué se pelea, sólo se puede aclarar un poco el asunto cuando se desciende a los niveles económicos, pero el intelectual, como ser civilizado, huye de sus propios excrementos y la diatriba vuelve a los ambientes académicos más oscura y más feroz que nunca.

Si queremos construir una historiografía de la arquitectura moderna tendremos que describir la configuración contradictoria y la secuencia de transformaciones del sistema dominante-dominado a lo largo del tiempo.

Ganar la guerra simbólica

Reflexionar en los tristes momentos en que los tradicionalistas, ya viejos, que otrora detentaban el poder, ven como sus obras son relegadas y despreciadas por otras por la sencilla razón de ser (o parecer) nuevas…cómo viejos aún poderosos (tienen los encargos) adoptan sus posiciones a influencias de los novedosos jóvenes y el resultado es un extraño alienígena sincrético….y qué ternura al observar cómo el viejo tradicionalista, en otro tiempo poderoso y hoy relegado y olvidado, persiste idealista en sus propuestas aunque todos opinen que son anticuadas, mostrando irreprimiblemente su fondo de afición, gusto y finura y demostrando (qué pocas veces se ve) que todavía quedan artistas de aquellos del puro arte y la esencia.

La corrupción de la vanguardia es su concepto de élite y minoría selecta.

El arte moderno divide al público entre los que entienden y los que no entienden (Ortega y Gasset)

Desde el elitismo vanguardista el mundo se compone de una minoría capacitada, privilegiada y una mayoría marginada, insultada en su estupidez.

Tradición versus Innovación-6



TRADICIÓN vs. VANGUARDIA

(El debate clásico)

El término vanguardia refleja una concepción bélica del arte

(Cesar Real Ramos. El fin de la vanguardia histórica: la tradición como vanguardia en la generación del 27)

Términos polisémicos….sus significados se diluyen, se vuelven evanescentes, por el uso y abuso que se hace de ellos.

Precisando, el debate clásico en la arquitectura moderna se establece entre dos tendencias cuya terminología significa exactamente lo siguiente:

Tradición: Se refiere a una forma de pensar, a una metodología, cuyo origen se remonta por lo menos al Renacimiento: Es un pensamiento arquitectónico que se basa en el principio de que la arquitectura es un lenguaje y éste fue, es y será, el lenguaje de los órdenes arquitectónicos.

La tradición considera que la arquitectura es un lenguaje, cuyos elementos constitutivos y sus reglas gramaticales son la de los órdenes arquitectónicos (Juan Antonio Ramírez)

La gramática de los órdenes clásicos se basa en los principios de: inventario, proporción y relaciones numéricas.

Vanguardia: Se refiere al pensamiento y método arquitectónico desarrollado, fundamentalmente, a principios del siglo XX.

La vanguardia sostiene que la arquitectura es un anti-lenguaje, aunque desde el principio se esfuerza contradictoriamente en la construcción de una gramática (Le Corbusier. 5 puntos para una arquitectura: Pilotis, planta libre, cubierta-jardin, fachada libre, ventana horizontal.). Esos intentos gramaticales cristalizarán en el estilo internacional.

La discusión es falaz, lenguaje o anti-lenguaje, lo que importa es la comunicación y si hay comunicación, o sea intercambio de información, existe lengua, tenga o no gramática.

Sin embargo, aunque la discusión es estéril y suicida, persiste en nuestro tiempo disfrazada con la moda del momento, pero con la misma terquedad de siempre.

La historia siempre es dual, dos historias van siempre paralelas, alternándose en el poder u optando a él.

Año

Premio Driehaus

(arquitectura

tradicionalista)

Premio Pritzker

(arquitectura

innovacionista)

2003

Leon Krier

Jarn Utzon

2004

Demetri Porphyrios

Zaha Hadid

2005

Quinlan Ferry

Thom Mayne-morphosis

2006

Allan Greenberg

Paulo Mendes de Rocha

2007

Jaquelin T. Robertson

Richard Rogers

2008

Duany, Plater, Zyberk

Jean Nouvel

2009

Andel-Wahed_El-Wakil

Peter Zumther

2010

Rafael Manzano

Sejima, Nishizawa


¿Qué hemos sacado de una discusión de cien años?

Éxitos y fracasos

Tradición

ÉXITOS

Consideración y promoción social del papel del arquitecto

Transmisión de modelos. Experiencia

Construcción de una teoría sobre la forma

Sistemas formales intercambiables y exportables

Sintonía con el gusto popular

FRACASOS

Olvido de los pobres Dedicación exclusiva a las élites.

Indiferencia a los problemas urbanísticos

Vanguardia

ÉXITOS

Democratización de la vivienda. Higienismo. Funcionalidad

Baratura de los sistemas constructivos

Estilo (de nuevo) Internacional: soluciones intercambiables y exportables.

Teoría del Urbanismo

FRACASOS

Ha puesto los medios adecuados para el encuadramiento de las masas

Distanciamiento del gusto popular (las cajas de zapatos)

Una práctica urbanística alienante y des-naturalizadora de la ciudad.

Colaboracionismo con las prácticas especulativas

Búsqueda de lo dramático e impactante para la expresión del dominio de las élites económicas y políticas.

En esto último tanto tradición como vanguardia y a veces al unísono, han adoptado una postura servil frente al amo. Quizás el de lacayo sea el único empleo disponible para estas arquitecturas.



miércoles, 9 de marzo de 2011

Tradición versus Innovación-5


TRADICIÓN

INNOVACIÓN

VANGUARDIA

Nuevas tendencias contra viejas tendencias (las nuevas tendencias siempre empiezan satirizando a las antiguas).

Modelos de vida contra modelos de vida.

Intereses de clase contra intereses de clase.

Lucha de intereses y lucha de ideologías.

Viejos contra jóvenes, añeja diatriba. Los viejos detentan el poder, los jóvenes optan a él. El macho alfa contra el macho aspirante por el dominio del harén.

La arquitectura que se construye no es la que se discute.

Exceptuando perlas en el fango que encontramos de vez en cuando y que no dejan de sorprendernos por su carácter anómalo, lo más frecuente es que el edificio se construya a partir de un proyecto concebido sincréticamente, sobre todo edificios de cierta importancia que son encargados a arquitectos consagrados, con experiencia y casi siempre de edad madura, estos por sus años y sus simpatías suelen comulgar con ideas más tradicionales, un poco anticuadas en relación con las nuevas ideas que defienden, por lo general, arquitectos/as más jóvenes. La obra debe cumplir también un objetivo protocolario, de expresión de los deseos de los clientes, por tanto debe tener un sentido icónico, debe comunicar sin ambages quién es el que manda aquí, y hoy el poder necesita una retórica de progreso y modernidad como cobertura de sus contradicciones, así que el proyecto debe tener un mínimo tinte de modernidad. El arquitecto mayor, el que trae el encargo, vampiriza las ideas innovadoras de los jóvenes y las mezcla con su propio acerbo profesional. El producto suele ser una extraña mezcla de lo viejo con lo nuevo…..esa infinita arquitectura que nos rodea.

El debate continúa a pesar de su bizantinismo….el tiempo cambia los significados…la intención moralizadora de hoy se convierte en sugestión humorística del futuro…..los jóvenes hacen burla de los viejos poderosos.

Quien controla el presente controla el futuro

Quien controla el pasado controla el presente

(G. Orwell. 1984)

Las próximas dictaduras arquitectónicas es posible que se salgan del campo de estudio del clásico historiador del arte….puede que ya no tengan nombres terminados en ismo sino nombres de software que es el que en definitiva generará la estilística, y el proyecto consistiría no en el diseño de una forma sino en la redacción de un pluggin o un script.

martes, 8 de marzo de 2011

Tradición versus Innovación-4


50 AÑOS DE UNA ESCUELA DE ARQUITECTURA

(E.T.S.A. de Sevilla)

(Para una historiografía de las dictaduras estilísticas en Arquitectura)

Años 60

Cuando entré en la Escuela de Arquitectura, en el año 65, imperaba la dictadura del Racionalismo. La cosa estaba entre Le Corbusier y Mies, con algo marginal de Wright (para los nostálgicos, que no eran pocos). Eran los años del estallido de la segunda modernidad del siglo XX, los maestros consagrados de la gran arquitectura moderna se veían rápidamente relegados por las imágenes producidas por los chicos de Archigram y los metabolistas japoneses. Empezaba el gran negocio mediático de la arquitectura moderna, vicio primero y adicción loca después cuyas consecuencias estamos pagando ahora….no obstante el poder de la dictadura racionalista era duro de roer e insistía recalcitrante en las clases de proyectos en el, de antiguo llamado, espíritu del movimiento moderno. A duras penas conseguíamos distanciarnos de los profesores indagando, no ya en lo pop que estaba de moda, sino en otras fuentes como Fullaondo, Fdez. Alba, Sainz de Oiza, de la Sota, Corrales y Molezún o Carvajal. Apuntaban enfants terribles como Luis (luego llamado Lluis) Clotet o Ricardo Bofill. La ópera de Utzon, sencillamente, no se consideraba arquitectura sino deleznable tropelía escenográfica y comercial al estilo hollywood. En los sesenta finalmente “la moda triunfó” y los restos del estilo internacional-racional fueron barridos por el diseño italiano o las optimistas predicciones año 2000 sugeridas por la carrera espacial.

Entre minimalismos, conceptualismos, happenings, muebles de plástico y ciencia ficción se nos iba gastando la primera juventud….luego vino la política…y la represión….y sentimos en nuestra propia carne lo que nos habían contado los abuelos.

En aquellos tiempos el racionalismo y su exaltación el estilo internacional era la tradición, el gusto académico, lo correcto, lo oficial.

Años 70

Con la muerte del dictador y la Transición vino el destape. La vieja tradición racional se batía en retirada…..el arte pop, los hippies, Mick Jagger y Tony Madero eran la vanguardia innovadora. Warhol mariconeaba a gusto destrozando la cacharrería tradicional y haciéndose millonario. La antigua dictadura tradicional fue aplastada por las masas y se instauró un poder revolucionario: el Post-modernismo…a ver quién era el guapo de diseñar un muro cortina. Arcos, balaustradas, barriguitas y columnas en medio de las puertas eran lo que primaban. Pronto, la vanguardia postmoderna, se convirtió en dictadura. Los antiguos tradicionalistas, esos de toda la vida, tuvieron una oportunidad. El gusto oficial se instauró de manos de los Krier, el príncipe de Gales, el traidor Alexander y una muchedumbre de oportunistas, ilusos e idealistas ensimismados…y en medio de toda la vorágine invasora algún que otro artista, como ángeles, aislados en una sopa de fideos. La vanguardia del Oasis vino a convertirse en dictadura del concepto, la ironía y el significado….aunque siempre moderada en las aulas por el lastre tradicional de lo que Dios manda en este mundo de la arquitectura.

Si Le Corbusier había sido una estrella de la arquitectura ahora era un asqueroso mercader, un propagandista vocinglero. Todo el mal uso que a sus ideas empezaba a dar el capitalismo, fabricando los barrios masivos de cajas de zapatos para encuadrar y amordazar

a los trabajadores, se le achacaba a él como al principal culpable. Mies, de exquisito sol de la arquitectura se convertía en un confidente del fascismo o en un colaboracionista en la caza de brujas. De Wright se ventilaban sus enredos de faldas. La nueva dictadura castigaba duramente a los antiguos dictadores.

Años 80

Ya en los albores de los ochenta, la dictadura postmoderna se había enranciado. El príncipe de Gales, engalanado con Lady Di, se atrevía en la BBC internacional a criticar implacablemente la arquitectura racionalista de las décadas anteriores, oponiéndole soluciones románticas sacadas de situaciones populistas. Estas críticas eran aceptadas con una sonrisa complaciente por catedráticos de nuevo cuño y profesionales oportunistas, todos bien situados bajo la nueva bandería y que unos años antes se habrían escandalizado de las blasfemias. Los archimandritas del movimiento postmoderno se dedicaban al negocio de construir villas y urbanizaciones de lujo en la playa para el placer de sus ricos clientes, todo ello muy irónico, conceptualizado y moderno. El urbanismo post-modernista, anatematizando la Carta de Atenas, se entregaba cautivo y desarmado en manos de especuladores, burócratas y leguleyos. Con la Carta del Restauro en la mano se atacó fieramente el patrimonio, ya moribundo por el desprecio y abandono de que había sido objeto por la depuesta dictadura racionalista.

Ganar dinero, pasarlo bien, carpe diem…..fueron las consignas de los ochenta. La democracia nos trajo la “libertad”……del PSOE…..la información exterior entró como una avalancha y conocimos a Gehry y a Koolhaas. Los arcos, molduras y arquitrabes se empezaron a desintegrar. Un terremoto zarandeó las aulas. La dictadura post se tambalea, enrocada y contaminada, defiende el dibujo pero se opone a los ordenadores…el proyecto se mima con el dibujo manual….estas fueron sus últimas palabras. De pronto, con un gran estruendo, aparece el demonio sarcástico del Feísmo….la Deconstrucción…..a romper, a trinchar, a doblar, abajo los capiteles, mueran las barriguitas, a martillazos acabaremos con todo neo-post-historicismo….a ver quién se atreve a presentar un proyecto fin de carrera con arquitos.

Una vez que alguna dictadura sienta sus reales en el poder, aunque sea desbancada por otra vanguardia rival, dejará su huella, como una garrapata que se resiste a abandonar al perro, en el organismo académico y disciplinar. Los revivals en que terminan las aventuras irónicas post-modernistas darán pitanza para la satisfacción de clientelas burguesas, ociosas y descerebradas…..todo pequeño burgués se hará con un chalé con regusto historicista. Algo bueno tuvo aquella contaminación: ahora se podía hacer una casa con tejado. El tejado que en los sesenta y setenta estaba sencillamente prohibido…cuántas discusiones, cuitas y sinsabores entre arquitectos y clientes, porque estos deseaban una casa arquetípica, con tejados (¿por qué no?) y los arquitectos le tenían fobia a las tejas y no podían salir de la cubierta plana. Y lo que dio de si el revival para modelística de ordenanzas municipales en cascos antiguos. Mientras que se destruía el poco patrimonio superviviente de la piqueta de los 60 y 70 desnaturalizándolo, se fabricaba un estilo “sevillano” falso como Judas.

Años 90

En el trono de los 90 se sentó su majestad la Tecnología.

Nuevos materiales, nuevas superficies, nuevos acontecimientos visuales (hacía tiempo que la arquitectura no excluía así a los invidentes). La Anti-Forma, el No-Lugar, la pre-fabricación, lo que se dio en llamar High-Tech, esas eran las palabras del nuevo poder.

A estas alturas y con tantos cambios de dictaduras en tan poco tiempo, los arquitectos han enloquecido. Nadie sabe lo que quiere. Los profesores, en su neurótica búsqueda de no se sabe qué, transfieren sus angustias al alumnado obligándoles a buscar ese enigmático Grial.

El alumno tiene un doble problema: buscar algo que no sabe lo que es y que además le guste a su profesor que tampoco lo sabe. Lo normal es el fracaso y el alumno se va con un suspenso y sus preguntas sin contestar.

Años 00

Todo el mundo sueña con ser una estrella.

El High-Tech para los ricos, el revival para los burgueses (véase la casa del príncipe Felipe) ¿y para el pueblo llano?……..Miserablemente en urbanismo se repiten los modelos canijos y asesinos confesos con palpable demostración de su maldad…barrios y barrios se van a construir con el peor estilo, ruin y paródico de aquellos sueños de Atenas. La profesión se lanzará al vicio de ganar dinero. Las antiguas preocupaciones por la ciudad, la vivienda y el usuario, se abandonan. El pueblo damnificado, chantajeado, quedará sólo para pagar las hipotecas. Con cinismo intolerable se aprestan los académicos, corifeos de la danza del macho cabrio vestido con dinero, a titular las tendencias del periodo con el nombre de Pluralismo….o sea, todo vale, con tal de que entre por los ojos y satisfaga la pasión correspondiente, sea la vanidad o la codicia.

El milenio nos coge proyectando programas estúpidos, objetivos oscuros, pero viviendo una indudable libertad creativa.

Los años dos mil acaban sorprendiéndonos con un frenazo en seco del vertiginoso tren de los años anteriores.

Veinte años han sido suficientes para que los más jóvenes no conozcan ya los códigos de la arquitectura tradicional. Cuestiones como el oficio, la modelística, la tipología, son palabras sin contenido para la actual generación.

Sin ese fondo de experiencias seculares que no han tenido oportunidad de conocer, con el sector de la construcción muerto por hidropesía, con la opinión pública en contra de la profesión (con razón, por su actuación colaboracionista) traicionada por sus antes leales clientes, los políticos comprometidos gravemente con aquellas aventuras vanidosas y carísimas, tomados los arquitectos por chivos expiatorios del gran pecado nacional del despilfarro y la francachela, ¿qué dictadura tomará el mando de la nave arquitectónica?

¿Nos va a quedar siquiera nave?

lunes, 7 de marzo de 2011

Tradición versus Innovación-3


Para que tenga algún sentido e irnos entendiendo, el debate sobre tradición versus innovación hay que enfocarlo desde el punto de vista de un debate sobre las dictaduras, sobre las prácticas dictatoriales en la arquitectura. Podemos construir una historia de la arquitectura a partir de la lucha de posiciones intolerantes, de dictaduras en contradicción, veamos algunos ejemplos:

1665. Los proyectos de Bernini para el Louvre.
Tradicionalistas: Bernini y la tradición papista del Barroco.
Innovacionistas: Luis XIV, la emergente burguesía capitalista y la burocracia.
Victoria total de los inno que obligan al maestro a doblegar lo barroco y alisar las propuestas en tres fases consecutivas. Al final el maestro trad es expulsado y los burócratas inno se hacen con el proyecto y el edificio.


1676. Catedral de San Pablo. Londres. Christopher Wren
Tradicionalistas: La Iglesia anglicana con sus conservadoras pretensiones goticístas es partidaria de la planta basilical
Innovacionistas: Wren, la Royal Society, el moderno estilo clasicista. Defienden la recuperación del primitivo signo y son partidarios de la planta centrada.
Vencen los inno en la apariencia exterior (que es lo que verdaderamente importa) sin embargo, en la esencia interior constructiva persiste la tradición gótica, incluso innecesariamente (arbotantes ocultos que no trabajan).
Finalmente se llega a una solución sincrética.
Planta: basilical con exaltación del centro. Compromiso entre el ideal centralizado de los inno y la nave basilical gótica de los trad.
Fachadas: estilísticamente vencen los inno, es la victoria más importante.
Construcción: prevalecen prudentemente las soluciones tradicionales.
¿quién vence? En el estilo los inno, en las permanencias los trad.


1744. Fundación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Tradicionalistas: Los gremios churriguerescos. Barroco tardío. Libertad artística individual (con limitaciones). Cliente dominante, la Iglesia. El sistema productivo de los gremios está en sintonía con clientes y creadores
Innovacionistas: Los señores académicos. La Ilustración. La manufacturas. La burguesía capitalista.
Gremios contra manufacturas….ya sabemos quién ganó.
Vencen los inno. La Academia implanta la primera gran dictadura en el mundo del arte. Impone implacable una estilística inventada, sincrética y curiosamente sacada de la tradición (los órdenes arquitectónicos).

La historia del arte es la historia de los inno vencedores que se vuelven trad y son vencidos por nuevos inno que a su vez vuelven a repetir el ciclo, una y otra vez, esa dialéctica es paralela a la lucha de clases a las cuales representa artísticamente.
Clase hegemónica: trad que fue inno
Clase ascendente: inno que se volverá trad


La tendencia artística se vuelve dictadura cuando la clase representada por ella toma el poder.
Dada era una tendencia artística que surgió revolucionaria, innovadora. Tras un periodo de cien años, aquella clase que se representaba como dada se ha hecho con el poder. Ahora el poder es dada y su estilo es lo moderno, modernidad que se ha convertido en dictadura intolerable. Por tanto lo inno hoy es ser tradicionalista, lo tradicional representa lo popular, lo amable, lo tolerante y lo sostenible, todo fácilmente identificable en los modelos tradicionales que son mirados con una actitud melancólica pensando en aquellos buenos tiempos perdidos.
Hoy lo innovador es ser tradicional y lo tradicionalista es el innovacionismo de la modernidad. La modernidad como sinónimo de innovación se ha convertido en un arma de guerra en manos del poder, así que parece que para innovar hay que recuperar valores tradicionales oprimidos por la dictadura de lo moderno.
Por medio de la retórica el tradicionalista inventa la tradición y el innovacionista la innovación.
La tradición (retórica) puede ser la innovación y la innovación (retórica) puede ser lo tradicional. La tradición de la Academia consistió en la permanencia de la dictadura de un estilo nuevo. Lo nuevo es retóricamente sostenido en el tiempo. Los académicos tradicionalistas se oponían violentamente a los innovacionistas prohibiéndoles un estilo tradicional, el neo-gótico. La dictadura se ejerce esgrimiendo lo nuevo (viejo) contra lo viejo (nuevo). Lo nuevo era el neo-clasicismo (viejo sistema de los órdenes clásicos) lo viejo era el goticismo (neo-gótico) que permitía el desarrollo de nuevas tendencias tecnológicas, espaciales y metodológicas.
Es el caso de la Torre Pelli. El poder esgrime retóricamente lo nuevo que en realidad es el viejo asunto de hacerse rico especulando con el suelo urbano y la oposición opone los viejos valores ciudadanos, perdidos o en vías de extinción, como nuevo modelo de ciudad.
El debate tradición-innovación siempre oculta otro debate, el verdadero, el que enfrenta los intereses económicos de los grupos implicados, y aquel al ser sólo una tapadera suele convertirse en un trivial debate sobre estilística que en el fondo no interesa a nadie y termina por ser una aburrida discusión bizantina . La arquitectura debe desentenderse de ese debate porque es una perogrullada…..el debate de veras interesante es sobre la adscripción ideológica del arquitecto/a, sobre el ejercicio de la dictadura en el trabajo de los arquitectos.
El debate debería tratar, por ejemplo, de cómo los arquitectos orgánicos con el poder ejercen éste dictatorialmente sobre otros arquitectos ideológicamente enfrentados a ese poder…..arquitectos orgánicos con sus clientes se complacen en ser cómplices de cómo se asimila partidistamente a los que se ven como opositores (todo el que se oponga a la construcción de la torre Pelli, por cualquier motivo, es automáticamente clasificado desde el partido en el poder como simpatizante o activista del partido de la oposición…..endogamia de los concursos……sintonía entusiasta con la fabricación de iconos y símbolos del poder con el desprecio por soluciones menos “expresivas” o propuestas enfrentadas, etc. ).
En todo caso habría que concluir que tradición en el sentido de modelos experimentados, formas de vida, escala, economía, no es opuesta a innovación en el sentido de inventiva, tecnología y problemática actual.
En el pasado está el presente y el futuro, parafraseando a McLughan y la arquitectura es sobre todo invención y solución……es teoría de la acción participativa en referencia a lo público, es ciencia de las predicciones, de las transformaciones proyectadas en el tiempo y es arte de lo sostenible, de la permanencia o de la estabilidad de los resultados.


Lo público, el tiempo y la sostenibilidad son los principios metodológicos del arte de la arquitectura.

Lo Público es la Historia
El Tiempo es la Experiencia
La Permanencia es Inventiva

Historia, experiencia e inventiva son los laureles del arquitecto/a

domingo, 6 de marzo de 2011

Tradición versus Innovación-2


La creación arquitectónica es el resultado armónico del conocimiento de modelos experimentados y la detección y solución inventiva de problemas. Problemas viejos que se repiten históricamente con nuevas características en cada momento. Los llamados nuevos problemas no son más que viejos problemas con modificaciones de algunas variables en términos de escala, tiempo o posibilidades tecnológicas, pero mantienen un núcleo de variables similares a situaciones ya experimentadas en el pasado. Al fin y al cabo la arquitectura tiene un referente último, los seres humanos, o más precisamente, sus pasiones y estas parecen permanecer a lo largo del tiempo.
Experiencia e Inventiva son los valores sobre los que se construye la obra arquitectónica, esto parece poder ser sostenido por la mayoría. Oponer tradición e innovación es una perogrullada, no parece que tenga interés para un debate, sin embargo seguimos hablando de estas cosas y en términos de interesantes contradicciones, no sólo no es de Perogrullo sino que el debate surge con intensidad en estos tiempos y trasciende el campo disciplinar, apareciendo todos los días en la calle y en los medios informativos…la discusión ha llevado incluso a la resurrección del añejo espectro de las dos banderías: los tradicionalistas contra los innovadores.
En los últimos tiempos la discusión entre tradicionalistas e innovadores se ha enconado en el ámbito local a cuenta del debate sobre la pertinencia o no de la Torre Pelli, las “setas” de la Encarnación o la biblioteca de Z. Hadid. De los sectores de la administración y los medios orgánicos con el poder ha surgido la idea de que los que se oponen a estos proyectos son tradicionalistas y por el contrario los defensores son innovadores. Aquí tradicionalistas son asimilados a los que no quieren que nada cambie en la ciudad, que siga siendo siempre igual y fiel a un modelo ideal que pronto descubrimos inventado, inexistente…..serían unos supuestos seres que creerían en duendes (el duende de Sevilla) e innovadores es sinónimo de modernizadores: los que quieren “modernizar” la ciudad….como si la erección de grandes negocios inmobiliarios y sus correspondientes iconos o inescrutables y efímeros monumentos, representativos de su efímero poder, fuera la manera de modernizarse, en el sentido que ellos mismos le dan al término o sea la manera de mejorar la vida de los ciudadanos. ….se ve que ni existen los duendes ni engordando los bolsillos de unos pocos se mejora la vida de la mayoría.
La discusión presentada así es falaz, pura retórica que intenta ocultar las verdaderas contradicciones entre las aspiraciones de los ciudadanos y los intereses y privilegios de unos y otros.
También se identifica como tradicionalista a todo aquel que piensa que lo de aquí es lo bueno y todo lo que venga de fuera es lo malo, atavismo enranciado de viejísimas diatribas de los tiempos en que la iglesia dominante veía como de fuera venían con fuerza y popularidad los pensamientos ilustrados de renovación, e innovadores a los que creen que lo local es intrínsecamente malo y todo lo bueno lo esperan de fuera, posición extremista y ya anticuada de los tiempos de pesimistas pérdidas coloniales o de situaciones vergonzosas de opresión y dictadura reaccionaria….todo muy bien aliñado con la salmuera del tiempo, la costumbre y la historia.