sábado, 7 de septiembre de 2013



Esferas-14

Toda esfera tiene un centro

Siempre que se fabrica una esfera es para que alguien pueda decir: “yo soy el centro”, por eso al manipular esferas se corre el riesgo de atragantarse con el hueso duro del centro. La historia ha reservado un negro destino para todo aquel que se haya atrevido a modificar la curvatura de las esferas.
Magallanes confirmó la curvatura constante del globo enterrando para siempre las supersticiones de la planitud y demostró que el dinero podía circunnavegar la tierra. Murió por ello en una mala playa, quizás devorado por caníbales. Bramante, obsesionado por el signo, ilusamente, propuso la esfera que Miguel Ángel construyó para encontrarse en seguida con la venganza material de su monolitismo, su debilidad crónica en riñones, su eterno vértigo sobre el abismo del colapso. Copérnico invirtió el mundo y fue condenado al silencio y al miedo. No se atrevió a publicar su obra en vida, que fue finalmente publicada por su discípulo tras su  muerte. Galileo observó con esperanza la danza de los planetas y fue condenado por la sinrazón y los prejuicios. Rodó la cabeza del rebelde que se atrevió a destruir la vieja esfera cristiano-aristocrática. Fueron fusilados miserablemente, contra tapias insípidas, aquellos que aspiraban a una nueva esfera de solidaridad…
Parece que manipular esferas es un juego peligroso.




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