sábado, 12 de marzo de 2011

Tradición versus Innovación-8



Ejemplos para una historia de las dictaduras estilísticas en la arquitectura

Siglo XVII

Londres. Catedral de San Pablo.

TRADICIÓN: goticismos, medievalismos, fundamentalismos.

VANGUARDIA: Clasicismo, NULLIUS IN VERBA

Se llega a una solución sincrética

Paris. Louvre.

TRADICIÓN: Barroco. Papismo. Feudalismo

VANGUARDIA: El Rey, la burguesía capitalista, la burocracia, el Clasicismo

Vence el capitalismo moderno. Al maestro tradicionalista se le obliga a alisar las soluciones formales.

Siglo XVIII

España.

TRADICIÓN: La Iglesia, el Churriguerismo, los gremios.

VANGUARDIA: Ilustración, Clasicismo, Neo-clasicismo, las manufacturas.

Vence el capitalismo. El viejo estilo muere entre insultos.

Siglos XVIII-XIX

TRADICIÓN: La Academia, el Neo-clasicismo.

El sistema de los órdenes se impone como estilo único. Se ejerce una censura dictatorial. A toda obra de arte se lo exige el visto bueno previo de la Academia.

VANGUARDIA: artistas independientes. Frente al Neo-clasicismo se opone el prohibido Neo-gótico. Frente al estilo único se alzan múltiples estilos, exotismos, historicismos y costumbrismos. Al Racionalismo se le enfrenta el Romanticismo.

Victorias pírricas de la oficialidad. La vida sigue.

Principios del siglo XX

Sevilla.

TRADICIÓN: Regionalismo. Dictadura del Neo-mudéjar.

VANGUARDIA: Modernismo. Invenciones neo-renacentistas y modernistas de Aníbal González

Desde la oficialidad se defiende un supuesto estilo autóctono contra las novedades que vienen de fuera.

¿Quién terminó ganando?

Años 20-30

Primera modernidad

TRADICIÓN: Historicismos, esteticismos, Revival.

VANGUARDIA: Arquitectura racionalista.

Críticas del G.A.T.E.P.A.C. a los edificios modernistas

Críticas y aversión de Le Corbusier a la arquitectura renacentista

Vence la vanguardia, en apariencia, definitivamente.

Años 60

Segunda Modernidad

TRADICIÓN: arquitectura racionalista. Estilo internacional. Modernidad. Menos es Más.

VANGUARDIA: Post-modernismo. Arquitectura Pop. Revivals e historicismos.

Vence la anti-modernidad en el mundo de los negocios. Persiste la Modernidad en la teoría y en el urbanismo.

Años 80

TRADICIÓN: Post-modernismo descafeinado. Pérdida de la Ironía. Arquitectura servil para soluciones de lujo. Persistencias y resurrecciones para clientelas ricas, nostálgicas e ignorantes.

VANGUARDIA: De-constructivismo, nuevos materiales, nuevas formas, parametrización.

A partir de estos momentos se verá una secuencia continuada de alternancia entre minimales y maximales. A esta guerra de trincheras se le llamará Pluralismo.

Años dos mil

TRADICIÓN: Formalismos, negocio inmobiliario, construir para ganar dinero, estrellatos, vanidad, representación, el arquitecto se convierte en estrella del rock.

VANGUARDIA: Ecologismo, valores sostenibles, contactos nuevos con el viejo gusto popular, materiales tradicionales, nuevo valor a lo tradicional.

La lucha continúa.

Actualidad

Sevilla. Un ejemplo de la vieja diatriba: La Torre Pelli

TRADICIÓN: Se manifiesta contra la erección de la Torre Pelli. Argumenta en su contra la protección de valores patrimoniales y paisajísticos. En un nivel superficial demuestra una auténtica preocupación por el patrimonio. En un nivel más profundo se descubre la reacción a todo cambio y la intención de congelar una imagen de la ciudad inspirada en el pasado.

VANGUARDIA:Defiende (retóricamente) el progreso, la modernidad y la innovación. En un nivel superficial se muestra como defensora de lo nuevo como posibilidad de solución de los problemas de la ciudad. En un nivel más profundo lo que de verdad se busca es un alarde de representación para ganar desesperadamente la popularidad perdida y así permanecer en el poder y la consecución de supuestos beneficios millonarios con la especulación de los metros construidos. Vanidad y Negocio.

Ambos olvidan la auténtica critica: que la erección de un negocio inmobiliario de esa magnitud elevará por su influencia el precio del suelo en toda la ciudad con lo que la mayoría terminará, a cuenta del beneficio de unos cuantos, más empobrecida que antes.

En este caso los defensores de los intereses de los pobres coinciden, en su oposición a la Torre, con la tradición.

Parece que hoy el pensamiento revolucionario es más amigo de la memoria que de las novedades.

Tradición versus Innovación-7


Tradición contra Vanguardia

Cuando se hace historiografía de las acciones de los grupos humanos a lo largo del tiempo, siempre se descubre la misma configuración, el mismo factor de forma: un grupo dominante que ostenta el poder de imponer sus criterios y lo lleva a cabo de forma intolerante y dictatorial y un grupo dominado en proceso emergente que pugna por imponer, a su vez, sus propias ideas confrontadoras. El primer grupo se asimila con tradición y la punta más beligerante del segundo grupo se asocia con vanguardia.

En el mundo objetual y mediático de la arquitectura, la confrontación entre grupos se expresa como lucha estilística, o de una forma más general, como pugna entre concepciones estéticas, sabiendo que estética aquí es manifestación de la ideología.

En el seno de los ambientes académicos, periodísticos, políticos o de la opinión pública, en todo momento de nuestra historia moderna, encontramos una estructura bipolar contradictoria: el poder hegemónico dominante ostentado por una dictadura que tiende a congelar las novedades estableciendo un estilo único, oficial, correcto y obligatorio, excluyendo todo lo que suponga cambio o innovación, generalmente suplantando el papel de tradición, intentando con mayor o menor éxito, cerrar los límites disciplinares y legitimar sus opciones con argumentos idealistas, esencialistas, naturalistas o historicistas y otro grupo, excluido del poder, que pugna por establecer sus propios criterios a base de proponer cambios, novedades e innovaciones, reprimido y beligerante tiende por todos los medios a abrir los límites de la disciplina, defendiendo argumentos materialistas y anti-históricos y adopta con orgullo la bandería vanguardista.

Por la propia naturaleza, el primer grupo está constituido, en general, por los viejos y el segundo por los jóvenes.

Tradición contra Vanguardia, grupo dominante contra grupo dominado, viejos contra jóvenes.

Las contradicciones entre pares se multiplican, se entrecruzan y se confunden, la guerra continúa por instinto, sin tener claro ya por qué se pelea, sólo se puede aclarar un poco el asunto cuando se desciende a los niveles económicos, pero el intelectual, como ser civilizado, huye de sus propios excrementos y la diatriba vuelve a los ambientes académicos más oscura y más feroz que nunca.

Si queremos construir una historiografía de la arquitectura moderna tendremos que describir la configuración contradictoria y la secuencia de transformaciones del sistema dominante-dominado a lo largo del tiempo.

Ganar la guerra simbólica

Reflexionar en los tristes momentos en que los tradicionalistas, ya viejos, que otrora detentaban el poder, ven como sus obras son relegadas y despreciadas por otras por la sencilla razón de ser (o parecer) nuevas…cómo viejos aún poderosos (tienen los encargos) adoptan sus posiciones a influencias de los novedosos jóvenes y el resultado es un extraño alienígena sincrético….y qué ternura al observar cómo el viejo tradicionalista, en otro tiempo poderoso y hoy relegado y olvidado, persiste idealista en sus propuestas aunque todos opinen que son anticuadas, mostrando irreprimiblemente su fondo de afición, gusto y finura y demostrando (qué pocas veces se ve) que todavía quedan artistas de aquellos del puro arte y la esencia.

La corrupción de la vanguardia es su concepto de élite y minoría selecta.

El arte moderno divide al público entre los que entienden y los que no entienden (Ortega y Gasset)

Desde el elitismo vanguardista el mundo se compone de una minoría capacitada, privilegiada y una mayoría marginada, insultada en su estupidez.

Tradición versus Innovación-6



TRADICIÓN vs. VANGUARDIA

(El debate clásico)

El término vanguardia refleja una concepción bélica del arte

(Cesar Real Ramos. El fin de la vanguardia histórica: la tradición como vanguardia en la generación del 27)

Términos polisémicos….sus significados se diluyen, se vuelven evanescentes, por el uso y abuso que se hace de ellos.

Precisando, el debate clásico en la arquitectura moderna se establece entre dos tendencias cuya terminología significa exactamente lo siguiente:

Tradición: Se refiere a una forma de pensar, a una metodología, cuyo origen se remonta por lo menos al Renacimiento: Es un pensamiento arquitectónico que se basa en el principio de que la arquitectura es un lenguaje y éste fue, es y será, el lenguaje de los órdenes arquitectónicos.

La tradición considera que la arquitectura es un lenguaje, cuyos elementos constitutivos y sus reglas gramaticales son la de los órdenes arquitectónicos (Juan Antonio Ramírez)

La gramática de los órdenes clásicos se basa en los principios de: inventario, proporción y relaciones numéricas.

Vanguardia: Se refiere al pensamiento y método arquitectónico desarrollado, fundamentalmente, a principios del siglo XX.

La vanguardia sostiene que la arquitectura es un anti-lenguaje, aunque desde el principio se esfuerza contradictoriamente en la construcción de una gramática (Le Corbusier. 5 puntos para una arquitectura: Pilotis, planta libre, cubierta-jardin, fachada libre, ventana horizontal.). Esos intentos gramaticales cristalizarán en el estilo internacional.

La discusión es falaz, lenguaje o anti-lenguaje, lo que importa es la comunicación y si hay comunicación, o sea intercambio de información, existe lengua, tenga o no gramática.

Sin embargo, aunque la discusión es estéril y suicida, persiste en nuestro tiempo disfrazada con la moda del momento, pero con la misma terquedad de siempre.

La historia siempre es dual, dos historias van siempre paralelas, alternándose en el poder u optando a él.

Año

Premio Driehaus

(arquitectura

tradicionalista)

Premio Pritzker

(arquitectura

innovacionista)

2003

Leon Krier

Jarn Utzon

2004

Demetri Porphyrios

Zaha Hadid

2005

Quinlan Ferry

Thom Mayne-morphosis

2006

Allan Greenberg

Paulo Mendes de Rocha

2007

Jaquelin T. Robertson

Richard Rogers

2008

Duany, Plater, Zyberk

Jean Nouvel

2009

Andel-Wahed_El-Wakil

Peter Zumther

2010

Rafael Manzano

Sejima, Nishizawa


¿Qué hemos sacado de una discusión de cien años?

Éxitos y fracasos

Tradición

ÉXITOS

Consideración y promoción social del papel del arquitecto

Transmisión de modelos. Experiencia

Construcción de una teoría sobre la forma

Sistemas formales intercambiables y exportables

Sintonía con el gusto popular

FRACASOS

Olvido de los pobres Dedicación exclusiva a las élites.

Indiferencia a los problemas urbanísticos

Vanguardia

ÉXITOS

Democratización de la vivienda. Higienismo. Funcionalidad

Baratura de los sistemas constructivos

Estilo (de nuevo) Internacional: soluciones intercambiables y exportables.

Teoría del Urbanismo

FRACASOS

Ha puesto los medios adecuados para el encuadramiento de las masas

Distanciamiento del gusto popular (las cajas de zapatos)

Una práctica urbanística alienante y des-naturalizadora de la ciudad.

Colaboracionismo con las prácticas especulativas

Búsqueda de lo dramático e impactante para la expresión del dominio de las élites económicas y políticas.

En esto último tanto tradición como vanguardia y a veces al unísono, han adoptado una postura servil frente al amo. Quizás el de lacayo sea el único empleo disponible para estas arquitecturas.



miércoles, 9 de marzo de 2011

Tradición versus Innovación-5


TRADICIÓN

INNOVACIÓN

VANGUARDIA

Nuevas tendencias contra viejas tendencias (las nuevas tendencias siempre empiezan satirizando a las antiguas).

Modelos de vida contra modelos de vida.

Intereses de clase contra intereses de clase.

Lucha de intereses y lucha de ideologías.

Viejos contra jóvenes, añeja diatriba. Los viejos detentan el poder, los jóvenes optan a él. El macho alfa contra el macho aspirante por el dominio del harén.

La arquitectura que se construye no es la que se discute.

Exceptuando perlas en el fango que encontramos de vez en cuando y que no dejan de sorprendernos por su carácter anómalo, lo más frecuente es que el edificio se construya a partir de un proyecto concebido sincréticamente, sobre todo edificios de cierta importancia que son encargados a arquitectos consagrados, con experiencia y casi siempre de edad madura, estos por sus años y sus simpatías suelen comulgar con ideas más tradicionales, un poco anticuadas en relación con las nuevas ideas que defienden, por lo general, arquitectos/as más jóvenes. La obra debe cumplir también un objetivo protocolario, de expresión de los deseos de los clientes, por tanto debe tener un sentido icónico, debe comunicar sin ambages quién es el que manda aquí, y hoy el poder necesita una retórica de progreso y modernidad como cobertura de sus contradicciones, así que el proyecto debe tener un mínimo tinte de modernidad. El arquitecto mayor, el que trae el encargo, vampiriza las ideas innovadoras de los jóvenes y las mezcla con su propio acerbo profesional. El producto suele ser una extraña mezcla de lo viejo con lo nuevo…..esa infinita arquitectura que nos rodea.

El debate continúa a pesar de su bizantinismo….el tiempo cambia los significados…la intención moralizadora de hoy se convierte en sugestión humorística del futuro…..los jóvenes hacen burla de los viejos poderosos.

Quien controla el presente controla el futuro

Quien controla el pasado controla el presente

(G. Orwell. 1984)

Las próximas dictaduras arquitectónicas es posible que se salgan del campo de estudio del clásico historiador del arte….puede que ya no tengan nombres terminados en ismo sino nombres de software que es el que en definitiva generará la estilística, y el proyecto consistiría no en el diseño de una forma sino en la redacción de un pluggin o un script.

martes, 8 de marzo de 2011

Tradición versus Innovación-4


50 AÑOS DE UNA ESCUELA DE ARQUITECTURA

(E.T.S.A. de Sevilla)

(Para una historiografía de las dictaduras estilísticas en Arquitectura)

Años 60

Cuando entré en la Escuela de Arquitectura, en el año 65, imperaba la dictadura del Racionalismo. La cosa estaba entre Le Corbusier y Mies, con algo marginal de Wright (para los nostálgicos, que no eran pocos). Eran los años del estallido de la segunda modernidad del siglo XX, los maestros consagrados de la gran arquitectura moderna se veían rápidamente relegados por las imágenes producidas por los chicos de Archigram y los metabolistas japoneses. Empezaba el gran negocio mediático de la arquitectura moderna, vicio primero y adicción loca después cuyas consecuencias estamos pagando ahora….no obstante el poder de la dictadura racionalista era duro de roer e insistía recalcitrante en las clases de proyectos en el, de antiguo llamado, espíritu del movimiento moderno. A duras penas conseguíamos distanciarnos de los profesores indagando, no ya en lo pop que estaba de moda, sino en otras fuentes como Fullaondo, Fdez. Alba, Sainz de Oiza, de la Sota, Corrales y Molezún o Carvajal. Apuntaban enfants terribles como Luis (luego llamado Lluis) Clotet o Ricardo Bofill. La ópera de Utzon, sencillamente, no se consideraba arquitectura sino deleznable tropelía escenográfica y comercial al estilo hollywood. En los sesenta finalmente “la moda triunfó” y los restos del estilo internacional-racional fueron barridos por el diseño italiano o las optimistas predicciones año 2000 sugeridas por la carrera espacial.

Entre minimalismos, conceptualismos, happenings, muebles de plástico y ciencia ficción se nos iba gastando la primera juventud….luego vino la política…y la represión….y sentimos en nuestra propia carne lo que nos habían contado los abuelos.

En aquellos tiempos el racionalismo y su exaltación el estilo internacional era la tradición, el gusto académico, lo correcto, lo oficial.

Años 70

Con la muerte del dictador y la Transición vino el destape. La vieja tradición racional se batía en retirada…..el arte pop, los hippies, Mick Jagger y Tony Madero eran la vanguardia innovadora. Warhol mariconeaba a gusto destrozando la cacharrería tradicional y haciéndose millonario. La antigua dictadura tradicional fue aplastada por las masas y se instauró un poder revolucionario: el Post-modernismo…a ver quién era el guapo de diseñar un muro cortina. Arcos, balaustradas, barriguitas y columnas en medio de las puertas eran lo que primaban. Pronto, la vanguardia postmoderna, se convirtió en dictadura. Los antiguos tradicionalistas, esos de toda la vida, tuvieron una oportunidad. El gusto oficial se instauró de manos de los Krier, el príncipe de Gales, el traidor Alexander y una muchedumbre de oportunistas, ilusos e idealistas ensimismados…y en medio de toda la vorágine invasora algún que otro artista, como ángeles, aislados en una sopa de fideos. La vanguardia del Oasis vino a convertirse en dictadura del concepto, la ironía y el significado….aunque siempre moderada en las aulas por el lastre tradicional de lo que Dios manda en este mundo de la arquitectura.

Si Le Corbusier había sido una estrella de la arquitectura ahora era un asqueroso mercader, un propagandista vocinglero. Todo el mal uso que a sus ideas empezaba a dar el capitalismo, fabricando los barrios masivos de cajas de zapatos para encuadrar y amordazar

a los trabajadores, se le achacaba a él como al principal culpable. Mies, de exquisito sol de la arquitectura se convertía en un confidente del fascismo o en un colaboracionista en la caza de brujas. De Wright se ventilaban sus enredos de faldas. La nueva dictadura castigaba duramente a los antiguos dictadores.

Años 80

Ya en los albores de los ochenta, la dictadura postmoderna se había enranciado. El príncipe de Gales, engalanado con Lady Di, se atrevía en la BBC internacional a criticar implacablemente la arquitectura racionalista de las décadas anteriores, oponiéndole soluciones románticas sacadas de situaciones populistas. Estas críticas eran aceptadas con una sonrisa complaciente por catedráticos de nuevo cuño y profesionales oportunistas, todos bien situados bajo la nueva bandería y que unos años antes se habrían escandalizado de las blasfemias. Los archimandritas del movimiento postmoderno se dedicaban al negocio de construir villas y urbanizaciones de lujo en la playa para el placer de sus ricos clientes, todo ello muy irónico, conceptualizado y moderno. El urbanismo post-modernista, anatematizando la Carta de Atenas, se entregaba cautivo y desarmado en manos de especuladores, burócratas y leguleyos. Con la Carta del Restauro en la mano se atacó fieramente el patrimonio, ya moribundo por el desprecio y abandono de que había sido objeto por la depuesta dictadura racionalista.

Ganar dinero, pasarlo bien, carpe diem…..fueron las consignas de los ochenta. La democracia nos trajo la “libertad”……del PSOE…..la información exterior entró como una avalancha y conocimos a Gehry y a Koolhaas. Los arcos, molduras y arquitrabes se empezaron a desintegrar. Un terremoto zarandeó las aulas. La dictadura post se tambalea, enrocada y contaminada, defiende el dibujo pero se opone a los ordenadores…el proyecto se mima con el dibujo manual….estas fueron sus últimas palabras. De pronto, con un gran estruendo, aparece el demonio sarcástico del Feísmo….la Deconstrucción…..a romper, a trinchar, a doblar, abajo los capiteles, mueran las barriguitas, a martillazos acabaremos con todo neo-post-historicismo….a ver quién se atreve a presentar un proyecto fin de carrera con arquitos.

Una vez que alguna dictadura sienta sus reales en el poder, aunque sea desbancada por otra vanguardia rival, dejará su huella, como una garrapata que se resiste a abandonar al perro, en el organismo académico y disciplinar. Los revivals en que terminan las aventuras irónicas post-modernistas darán pitanza para la satisfacción de clientelas burguesas, ociosas y descerebradas…..todo pequeño burgués se hará con un chalé con regusto historicista. Algo bueno tuvo aquella contaminación: ahora se podía hacer una casa con tejado. El tejado que en los sesenta y setenta estaba sencillamente prohibido…cuántas discusiones, cuitas y sinsabores entre arquitectos y clientes, porque estos deseaban una casa arquetípica, con tejados (¿por qué no?) y los arquitectos le tenían fobia a las tejas y no podían salir de la cubierta plana. Y lo que dio de si el revival para modelística de ordenanzas municipales en cascos antiguos. Mientras que se destruía el poco patrimonio superviviente de la piqueta de los 60 y 70 desnaturalizándolo, se fabricaba un estilo “sevillano” falso como Judas.

Años 90

En el trono de los 90 se sentó su majestad la Tecnología.

Nuevos materiales, nuevas superficies, nuevos acontecimientos visuales (hacía tiempo que la arquitectura no excluía así a los invidentes). La Anti-Forma, el No-Lugar, la pre-fabricación, lo que se dio en llamar High-Tech, esas eran las palabras del nuevo poder.

A estas alturas y con tantos cambios de dictaduras en tan poco tiempo, los arquitectos han enloquecido. Nadie sabe lo que quiere. Los profesores, en su neurótica búsqueda de no se sabe qué, transfieren sus angustias al alumnado obligándoles a buscar ese enigmático Grial.

El alumno tiene un doble problema: buscar algo que no sabe lo que es y que además le guste a su profesor que tampoco lo sabe. Lo normal es el fracaso y el alumno se va con un suspenso y sus preguntas sin contestar.

Años 00

Todo el mundo sueña con ser una estrella.

El High-Tech para los ricos, el revival para los burgueses (véase la casa del príncipe Felipe) ¿y para el pueblo llano?……..Miserablemente en urbanismo se repiten los modelos canijos y asesinos confesos con palpable demostración de su maldad…barrios y barrios se van a construir con el peor estilo, ruin y paródico de aquellos sueños de Atenas. La profesión se lanzará al vicio de ganar dinero. Las antiguas preocupaciones por la ciudad, la vivienda y el usuario, se abandonan. El pueblo damnificado, chantajeado, quedará sólo para pagar las hipotecas. Con cinismo intolerable se aprestan los académicos, corifeos de la danza del macho cabrio vestido con dinero, a titular las tendencias del periodo con el nombre de Pluralismo….o sea, todo vale, con tal de que entre por los ojos y satisfaga la pasión correspondiente, sea la vanidad o la codicia.

El milenio nos coge proyectando programas estúpidos, objetivos oscuros, pero viviendo una indudable libertad creativa.

Los años dos mil acaban sorprendiéndonos con un frenazo en seco del vertiginoso tren de los años anteriores.

Veinte años han sido suficientes para que los más jóvenes no conozcan ya los códigos de la arquitectura tradicional. Cuestiones como el oficio, la modelística, la tipología, son palabras sin contenido para la actual generación.

Sin ese fondo de experiencias seculares que no han tenido oportunidad de conocer, con el sector de la construcción muerto por hidropesía, con la opinión pública en contra de la profesión (con razón, por su actuación colaboracionista) traicionada por sus antes leales clientes, los políticos comprometidos gravemente con aquellas aventuras vanidosas y carísimas, tomados los arquitectos por chivos expiatorios del gran pecado nacional del despilfarro y la francachela, ¿qué dictadura tomará el mando de la nave arquitectónica?

¿Nos va a quedar siquiera nave?

lunes, 7 de marzo de 2011

Tradición versus Innovación-3


Para que tenga algún sentido e irnos entendiendo, el debate sobre tradición versus innovación hay que enfocarlo desde el punto de vista de un debate sobre las dictaduras, sobre las prácticas dictatoriales en la arquitectura. Podemos construir una historia de la arquitectura a partir de la lucha de posiciones intolerantes, de dictaduras en contradicción, veamos algunos ejemplos:

1665. Los proyectos de Bernini para el Louvre.
Tradicionalistas: Bernini y la tradición papista del Barroco.
Innovacionistas: Luis XIV, la emergente burguesía capitalista y la burocracia.
Victoria total de los inno que obligan al maestro a doblegar lo barroco y alisar las propuestas en tres fases consecutivas. Al final el maestro trad es expulsado y los burócratas inno se hacen con el proyecto y el edificio.


1676. Catedral de San Pablo. Londres. Christopher Wren
Tradicionalistas: La Iglesia anglicana con sus conservadoras pretensiones goticístas es partidaria de la planta basilical
Innovacionistas: Wren, la Royal Society, el moderno estilo clasicista. Defienden la recuperación del primitivo signo y son partidarios de la planta centrada.
Vencen los inno en la apariencia exterior (que es lo que verdaderamente importa) sin embargo, en la esencia interior constructiva persiste la tradición gótica, incluso innecesariamente (arbotantes ocultos que no trabajan).
Finalmente se llega a una solución sincrética.
Planta: basilical con exaltación del centro. Compromiso entre el ideal centralizado de los inno y la nave basilical gótica de los trad.
Fachadas: estilísticamente vencen los inno, es la victoria más importante.
Construcción: prevalecen prudentemente las soluciones tradicionales.
¿quién vence? En el estilo los inno, en las permanencias los trad.


1744. Fundación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Tradicionalistas: Los gremios churriguerescos. Barroco tardío. Libertad artística individual (con limitaciones). Cliente dominante, la Iglesia. El sistema productivo de los gremios está en sintonía con clientes y creadores
Innovacionistas: Los señores académicos. La Ilustración. La manufacturas. La burguesía capitalista.
Gremios contra manufacturas….ya sabemos quién ganó.
Vencen los inno. La Academia implanta la primera gran dictadura en el mundo del arte. Impone implacable una estilística inventada, sincrética y curiosamente sacada de la tradición (los órdenes arquitectónicos).

La historia del arte es la historia de los inno vencedores que se vuelven trad y son vencidos por nuevos inno que a su vez vuelven a repetir el ciclo, una y otra vez, esa dialéctica es paralela a la lucha de clases a las cuales representa artísticamente.
Clase hegemónica: trad que fue inno
Clase ascendente: inno que se volverá trad


La tendencia artística se vuelve dictadura cuando la clase representada por ella toma el poder.
Dada era una tendencia artística que surgió revolucionaria, innovadora. Tras un periodo de cien años, aquella clase que se representaba como dada se ha hecho con el poder. Ahora el poder es dada y su estilo es lo moderno, modernidad que se ha convertido en dictadura intolerable. Por tanto lo inno hoy es ser tradicionalista, lo tradicional representa lo popular, lo amable, lo tolerante y lo sostenible, todo fácilmente identificable en los modelos tradicionales que son mirados con una actitud melancólica pensando en aquellos buenos tiempos perdidos.
Hoy lo innovador es ser tradicional y lo tradicionalista es el innovacionismo de la modernidad. La modernidad como sinónimo de innovación se ha convertido en un arma de guerra en manos del poder, así que parece que para innovar hay que recuperar valores tradicionales oprimidos por la dictadura de lo moderno.
Por medio de la retórica el tradicionalista inventa la tradición y el innovacionista la innovación.
La tradición (retórica) puede ser la innovación y la innovación (retórica) puede ser lo tradicional. La tradición de la Academia consistió en la permanencia de la dictadura de un estilo nuevo. Lo nuevo es retóricamente sostenido en el tiempo. Los académicos tradicionalistas se oponían violentamente a los innovacionistas prohibiéndoles un estilo tradicional, el neo-gótico. La dictadura se ejerce esgrimiendo lo nuevo (viejo) contra lo viejo (nuevo). Lo nuevo era el neo-clasicismo (viejo sistema de los órdenes clásicos) lo viejo era el goticismo (neo-gótico) que permitía el desarrollo de nuevas tendencias tecnológicas, espaciales y metodológicas.
Es el caso de la Torre Pelli. El poder esgrime retóricamente lo nuevo que en realidad es el viejo asunto de hacerse rico especulando con el suelo urbano y la oposición opone los viejos valores ciudadanos, perdidos o en vías de extinción, como nuevo modelo de ciudad.
El debate tradición-innovación siempre oculta otro debate, el verdadero, el que enfrenta los intereses económicos de los grupos implicados, y aquel al ser sólo una tapadera suele convertirse en un trivial debate sobre estilística que en el fondo no interesa a nadie y termina por ser una aburrida discusión bizantina . La arquitectura debe desentenderse de ese debate porque es una perogrullada…..el debate de veras interesante es sobre la adscripción ideológica del arquitecto/a, sobre el ejercicio de la dictadura en el trabajo de los arquitectos.
El debate debería tratar, por ejemplo, de cómo los arquitectos orgánicos con el poder ejercen éste dictatorialmente sobre otros arquitectos ideológicamente enfrentados a ese poder…..arquitectos orgánicos con sus clientes se complacen en ser cómplices de cómo se asimila partidistamente a los que se ven como opositores (todo el que se oponga a la construcción de la torre Pelli, por cualquier motivo, es automáticamente clasificado desde el partido en el poder como simpatizante o activista del partido de la oposición…..endogamia de los concursos……sintonía entusiasta con la fabricación de iconos y símbolos del poder con el desprecio por soluciones menos “expresivas” o propuestas enfrentadas, etc. ).
En todo caso habría que concluir que tradición en el sentido de modelos experimentados, formas de vida, escala, economía, no es opuesta a innovación en el sentido de inventiva, tecnología y problemática actual.
En el pasado está el presente y el futuro, parafraseando a McLughan y la arquitectura es sobre todo invención y solución……es teoría de la acción participativa en referencia a lo público, es ciencia de las predicciones, de las transformaciones proyectadas en el tiempo y es arte de lo sostenible, de la permanencia o de la estabilidad de los resultados.


Lo público, el tiempo y la sostenibilidad son los principios metodológicos del arte de la arquitectura.

Lo Público es la Historia
El Tiempo es la Experiencia
La Permanencia es Inventiva

Historia, experiencia e inventiva son los laureles del arquitecto/a

domingo, 6 de marzo de 2011

Tradición versus Innovación-2


La creación arquitectónica es el resultado armónico del conocimiento de modelos experimentados y la detección y solución inventiva de problemas. Problemas viejos que se repiten históricamente con nuevas características en cada momento. Los llamados nuevos problemas no son más que viejos problemas con modificaciones de algunas variables en términos de escala, tiempo o posibilidades tecnológicas, pero mantienen un núcleo de variables similares a situaciones ya experimentadas en el pasado. Al fin y al cabo la arquitectura tiene un referente último, los seres humanos, o más precisamente, sus pasiones y estas parecen permanecer a lo largo del tiempo.
Experiencia e Inventiva son los valores sobre los que se construye la obra arquitectónica, esto parece poder ser sostenido por la mayoría. Oponer tradición e innovación es una perogrullada, no parece que tenga interés para un debate, sin embargo seguimos hablando de estas cosas y en términos de interesantes contradicciones, no sólo no es de Perogrullo sino que el debate surge con intensidad en estos tiempos y trasciende el campo disciplinar, apareciendo todos los días en la calle y en los medios informativos…la discusión ha llevado incluso a la resurrección del añejo espectro de las dos banderías: los tradicionalistas contra los innovadores.
En los últimos tiempos la discusión entre tradicionalistas e innovadores se ha enconado en el ámbito local a cuenta del debate sobre la pertinencia o no de la Torre Pelli, las “setas” de la Encarnación o la biblioteca de Z. Hadid. De los sectores de la administración y los medios orgánicos con el poder ha surgido la idea de que los que se oponen a estos proyectos son tradicionalistas y por el contrario los defensores son innovadores. Aquí tradicionalistas son asimilados a los que no quieren que nada cambie en la ciudad, que siga siendo siempre igual y fiel a un modelo ideal que pronto descubrimos inventado, inexistente…..serían unos supuestos seres que creerían en duendes (el duende de Sevilla) e innovadores es sinónimo de modernizadores: los que quieren “modernizar” la ciudad….como si la erección de grandes negocios inmobiliarios y sus correspondientes iconos o inescrutables y efímeros monumentos, representativos de su efímero poder, fuera la manera de modernizarse, en el sentido que ellos mismos le dan al término o sea la manera de mejorar la vida de los ciudadanos. ….se ve que ni existen los duendes ni engordando los bolsillos de unos pocos se mejora la vida de la mayoría.
La discusión presentada así es falaz, pura retórica que intenta ocultar las verdaderas contradicciones entre las aspiraciones de los ciudadanos y los intereses y privilegios de unos y otros.
También se identifica como tradicionalista a todo aquel que piensa que lo de aquí es lo bueno y todo lo que venga de fuera es lo malo, atavismo enranciado de viejísimas diatribas de los tiempos en que la iglesia dominante veía como de fuera venían con fuerza y popularidad los pensamientos ilustrados de renovación, e innovadores a los que creen que lo local es intrínsecamente malo y todo lo bueno lo esperan de fuera, posición extremista y ya anticuada de los tiempos de pesimistas pérdidas coloniales o de situaciones vergonzosas de opresión y dictadura reaccionaria….todo muy bien aliñado con la salmuera del tiempo, la costumbre y la historia.

Tradición versus Innovación-1


Dos aspectos de un solo fenómeno, de un solo devenir: la Historia

Tradición es: Transmisión, Permanencia y Difuminación de los Orígenes.

Se emparenta con el pensamiento mágico, con lo simbólico, con lo arcano….con la religión. La oscuridad del origen abre la puerta al deísmo, a la espiritualidad y a la superstición. Lo tradicional siempre viene acompañado de alguna predeterminación de un origen superior que supuestamente legitima, de una forma sobrenatural, la cual es superior a la que contrariamente es reputada como natural y a la que sustituye….así lo místico, lo literario (lo retórico), la ficción, usurpa lo material, lo cotidiano.
El pensamiento, o mejor dicho, la actitud tradicional, se presenta dominada por lo ideal (por el idealismo) que se opone superiormente a lo llamado real o material….la realidad se transforma en ideal….aquí reina la fantasía.
La visión tradicional (tradicionalista) supone la permanencia de modelos o formas…..extraña endogamia. Bajo la capa de lo simbólico, ambiguamente cambiante, permanecen las posiciones de privilegio, de poder o de control. Lo tradicional se vuelve reacio al cambio, es enemigo de la novedad porque está dominado por el miedo a perder las prebendas conseguidas.
El devenir de la vida exige un continuo metabolismo de las formas, los ciclos vitales, la metamorfosis continua de la energía vital, nacimiento, desarrollo, muerte, putrefacción y resurgimiento. En todo momento la pretensión de permanencia se opone contradictoriamente con la transformación inevitable. Permanencia contra cambio continuo….esta contradicción obliga al pensamiento tradicionalista a una auto-fagia……lo tradicional se devora continuamente a si mismo, pero esta digestión no se realiza sobre las formas sino sobre los contenidos elaborados por lo simbólico…..es en el plano idealista de los significados donde se produce la transformación, necesariamente reprimida pero inevitablemente necesaria. Esta contradicción provoca esterilidad e impotencia. El miedo a perder energía para sustentar y legitimar sus privilegios lanza al tradicionalista al sueño apolíneo si no a la embriaguez dionisiaca, lo sumerge en el idealismo y en la superstición y lo aleja de la realidad y de las presentes necesidades de sus semejantes.
La arquitectura tradicionalista sólo parece preocuparse de lo gramatical olvidándose de los usuarios, sus exigencias simbólicas traducidas a condiciones presupuestarias la hace apta solamente para una élite, alejándola de las masas….este es el fracaso de lo “tradicional”.
El arquitecto tradicionalista, preocupado por sus clientes, abandonó a las masas en manos de los mercaderes.