viernes, 11 de septiembre de 2009

El programa arquitectónico -1


BIBLIOTECA


La Biblioteca de Babel huele a papel podrido


Vamos a reflexionar sobre la confección de un programa para proyectar una biblioteca. Supongamos que todos los fondos están digitalizados. Todos los materiales que alberga la biblioteca se han copiado como imágenes digitales. Existe un servicio de actualización de las bases de datos sumamente eficaz. El acceso a la información es libre y gratuito desde cualquier punto de la red….¿qué queda en la biblioteca?....¿para qué va a servir ese edificio que intentamos proyectar?....si toda la información sobre papel, considerada como imagen, se transfiere a soporte digital y esta información es accesible desde cualquier parte del planeta…¿ qué nos falta?....¿qué conserva la biblioteca?.......el tacto, el peso, el olor de los libros, la cinestesia de lo material, quizás lo sensual…….la biblioteca sería un gran almacén de lujo para guardar objetos perecederos….los libros se pudren, habrá que tener cuidado con los ratones, controlar la humedad, la temperatura, la calidad del aire, todo lo que seamos capaces de inventar para alejar la putrefacción y la muerte. En la medida que nos empeñemos en proteger a los libros fastidiaremos el placer del contacto con la materia….lo más que podemos hacer de la biblioteca es un templo para que la gente vaya a manosear los libros (como en un besamanos de la Virgen) mientras que estos perduren…..los visitantes sentirán la presencia del libro y voluptuosamente percibirán como éste se destruye en sus manos, placer vacuo y decadente.


La biblioteca virtual que hemos digitalizado y sus operativos de gestión, con acceso público (libre, gratuito) desde cualquier nodo de la red conforma una Máquina digital deseante. El edificio necesario para ubicar la objetualidad de esta máquina sería sólo un pequeño apéndice del gran edificio almacén….la mayoría de la edificabilidad de nuestro proyecto la vamos a consumir construyendo un almacén para objetos impresos o manuscritos, un gran almacén para papel y materiales similares. En general, el programa para un almacén es trivial arquitectónicamente, en el caso de una biblioteca tendría el interés de ofrecer emociones sensuales producidas por la interacción del público con los objetos, pero este contacto destruye el libro que es un objeto efímero, delicado, de vida corta, con gran número de enemigos, el uso, el aire, los animales, el fuego, el tiempo mismo…..paradójicamente el edificio durará más que el libro,,,,.el contenedor será más duradero que el contenido. Y si se quiere prolongar la vida del libro habrá que protegerlo de sus enemigos, físicos y químicos, establecer restricciones de todo tipo y toda clase de ortopedias que complican y dificultan la voluptuosidad del contacto físico….buscamos en la biblioteca el objeto amado y cuando está a nuestro alcance debemos protegerlo de nosotros mismos para prolongar patéticamente su vida y la posibilidad del contacto mismo….la biblioteca es un fenómeno doblemente paradójico…..quizás el programa funcional de una biblioteca clásica se parezca mucho al de un cementerio.


Esto matará a aquello


Si la información expresada con material arquitectónico tuvo un mortal enemigo en el soporte impreso, mucho más peligroso para la arquitectura es el soporte digital….siempre habrá que preguntarse en primer lugar cuánto de lo que se hace analógicamente en un edificio puede hacerse virtualmente por la red…..la arquitectura debe empezar a pensarse desde la des-ubicación….incluso el tema residencial…..las potencialidades digitales nos llevan más allá de los simples problemas de ubicación de la materia en el espacio. Nos dan la posibilidad de reflexionar sobre fenómenos, estructuras epistemológicas, conjuntos de relaciones virtuales o máquinas deseantes que puedan necesitar soportes físicos o no.


La biblioteca es un típico fenómeno de des-ubicación. La biblioteca es una máquina virtual des-ubicada. Es una arquitectura des-ubicada (sin soporte material) y a la vez ubicua (que está en todas partes al mismo tiempo). La arquitectura se va convirtiendo no en el arte del espacio sino del vacío…..del vacío que dejan los órganos en el organismo sin órganos (des-organizado)….vacío que tienden a llenar (organizándolo) las máquinas deseantes.

La arquitectura se va asemejando al Arte de la Guerra….el arte de las estrategias y las tácticas…..la arquitectura es el arte de las máquinas ubicuas. Estas máquinas son deducidas del vacío organizativo del cuerpo sin órganos y a la vez son motores de ese organismo público des-organizado.


El proyecto de arquitectura tiene como objetivo el diseño de una máquina ubicua, des-ubicada, suplantadora del vacío dejado por los órganos del organismo público…..esa suplantación impone un carácter provisional a la máquina arquitectónica….cualquier manifestación (siempre pública) del arte de la arquitectura es forzosamente efímera….en la medida que el organismo se “organice” deja de ser necesaria la máquina organizadora…..la máquina arquitectónica asume y se basa en su carácter perecedero. El diseño arquitectónico consiste en la concepción de máquinas probablemente inmateriales o semi-materiales, efímeras, que incluyen en su esencia una dinámica de continua transformación que puede llegar incluso a su propia desaparición.


Máquinas auto-modificables, auto-replicantes y auto-extinguibles.