Esferas-14
Toda esfera
tiene un centro
Siempre que se fabrica una esfera es para que
alguien pueda decir: “yo soy el centro”, por eso al manipular esferas se corre
el riesgo de atragantarse con el hueso duro del centro. La historia ha reservado
un negro destino para todo aquel que se haya atrevido a modificar la curvatura
de las esferas.
Magallanes confirmó la curvatura constante del
globo enterrando para siempre las supersticiones de la planitud y demostró que
el dinero podía circunnavegar la tierra. Murió por ello en una mala playa,
quizás devorado por caníbales. Bramante, obsesionado por el signo, ilusamente, propuso
la esfera que Miguel Ángel construyó para encontrarse en seguida con la
venganza material de su monolitismo, su debilidad crónica en riñones, su eterno
vértigo sobre el abismo del colapso. Copérnico invirtió el mundo y fue
condenado al silencio y al miedo. No se atrevió a publicar su obra en vida, que
fue finalmente publicada por su discípulo tras su muerte. Galileo observó con esperanza la
danza de los planetas y fue condenado por la sinrazón y los prejuicios. Rodó la
cabeza del rebelde que se atrevió a destruir la vieja esfera
cristiano-aristocrática. Fueron fusilados miserablemente, contra tapias
insípidas, aquellos que aspiraban a una nueva esfera de solidaridad…
Parece que manipular esferas es un juego peligroso.
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