Esferas-13
Teatro optimista
Alegoría:
el teatro es un recipiente cerrado lleno de espuma.
El
arquitecto proyectará las paredes del recipiente con un material cuyo grado de
rigidez sea suficientemente alto, capaz para resistir un nivel máximo de
presión interpersonal, y con la carga de rotura por debajo de un valor tal que
puedan desintegrarse por la presión de un campo de fuerzas no demasiado agotador.
La desintegración más que el producto de una explosión es la consecuencia de un
proceso de radiación-evaporación. El material empleado para las paredes del
recipiente debe tener la cualidad de destilar un éter simbólico, un aroma de
fuerza interior (de intimismo), de acontecimiento liberador, de sentimiento, de risa. Esos efluvios significantes
serán percibidos desde el exterior por un público damnificado, desinteresado, pero
permeable a las seducciones. Las fachadas
son escenarios.
Si así se hace, a lo largo del tiempo, el recipiente irá
adquiriendo relevancia y venerabilidad, y finalmente se convertirá en un icono
emancipatorio en el seno de la ciudad.
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