Esferas-5
9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No
sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?
10 Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a
mí desde la tierra.
11 Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para
recibir de tu mano la sangre de tu hermano.
12 Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y
extranjero serás en la tierra.
13 Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado.
14 He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y
seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me
hallare, me matará.
15 Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete
veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase
cualquiera que le hallara.
16 Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén.
17 Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y
edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc
(Génesis, 4, Reina, Valera)
¿Con qué arquitectura previa se
edifica la primera ciudad del primer fundador, un exiliado condenado al
movimiento errático? Sólo cuando ya está construida (y vivida), cuando desde el
acto fundacional fáctico se convierte en edificio, es posible deducir una
esfera de autoinculpación. La ciudad de Enoc induce una arquitectura de la
culpa, pero no estaba disponible una arquitectura culpable previa, una burbuja
ideológica, que nos indicara el cómo construir la ciudad.
De asentamientos de culturas en
avanzado estado de burbujeo podemos deducir esferas arquitectónicas
pre-existentes, ideologías deseantes, inventarios de necesidades, programas
simbólicos, etc. que son capaces de expeler burbujas metodológicas indicadoras
de los cómo, pero en un estado
primario, inicial sólo es previa la esfera del acercamiento, la necesidad de
proximidad, o la culpa.
La primera ciudad, Enoc el primer
asentamiento, no es el producto material de una arquitectura, como no sea la
del amor o la del arrepentimiento.
De la existencia del primer
asentamiento no se deduce la existencia de una arquitectura previa. El
asentamiento se entrelaza conceptualmente con el lugar, con estar o habitar,
con el pasado y con el futuro (aquí reposan los restos de mi padre, aquí nacerá
mi hijo) con la casa, pero no con la arquitectura. La arquitectura, tal como se
ha entendido hasta ahora, surge con el advertimiento, con la señal, con el
monumento. Se encuentra en el menhir pero no en la cabaña, hay más arquitectura
en el collar que en el buen fondo. El
asentamiento no siente la necesidad de la comunicación, sólo cuando se necesita
emitir un mensaje aparece la arquitectura. Esto ha sido válido hasta hoy.
Los mensajes son emitidos por las
esferas, las últimas esferas necesitadas de mensajes han sido el negocio
inmobiliario y la publicidad. Al estallar la burbuja inmobiliaria condenó a la
inopia y al extrañamiento toda su mensajería. De la antigua arquitectura sólo
va quedando lo concerniente a la propaganda: torres de cristal que representan
al dinero, y eso es todo. Sin necesidad de monumentos y agotada la caza de los millones, la vieja
arquitectura desaparece, se convierte en un patético espectro errante por los edificios
vacíos abandonados por la avaricia: sus significados ya no sirven para ningún
negocio.
¿Deben los arquitectos resignarse a
las limitaciones que implica la propaganda y algún que otro mezquino negocio
que vaya quedando?
¿Dónde se encuentra ahora la
arquitectura?
Debo añadir que ha existido otra esfera tradicional necesitada de medio transmisor de mensajes, por tanto de arquitectura, esta ha sido la vanidad. La adictiva necesidad de permanencia de poderes fuertes o efímeros, la exigencia de audiencia, de popularidad,etc. El orgullo, el miedo y la vanidad del poder ha necesitado el gatget de la arquitectura. Así que las expectativas de trabajo para los arquitectos se limitan hoy a la propaganda, la dudosa existencia todavía de algún poder que no se haya des-ilustrado demasiado y algún que otro pequeño trapicheo, y eso me parece que es todo
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